Yomil y El Dany, ¿embajadores de la música cubana?

Aunque no te agrade su música, los escucharás sin quererlo. Sus voces viajan en la reproductora de una guagua o de un almendrón, figuran como tono de un celular o en el equipo de música de tus vecinos. Este dúo emergió al panorama del reguetón cubano con el nombre de Yomil y El Dany.

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Desde que popularizaron temas como Te paso a buscar, los integrantes del grupo, Yomil Hidalgo Puentes y Daniel Muñoz, se autoproclaman líderes entre los jóvenes cubanos. Con imagen extravagante y vulgar, expresan esta idea en videos que circulan por Youtube y redes sociales. La cuestión es que dicho mensaje plagado de arrogancia no dista mucho de la realidad.

Yomil y El Dany, más allá de recrear ritmos mediante bajos electrónicos, popularizan un modelo de vida en el que la ropa escandalosa, las visibles joyas, la irresponsable diversión nocturna, parejas ocasionales, desavenencias e infidelidades son dignificadas.

No es un fenómeno nuevo, solo otro ejemplo del peor reguetón que se produce en la Isla, pero esta vez con una formidable escolta mediática (redes sociales, páginas web no estatales y revistas), capaz de atraer cada vez a más jóvenes, quienes se convierten en receptores de una fuerte carga ideológica.

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Porque seríamos ingenuos si pretendiéramos separar la música bailable de la ideología. Precisamente, ella puede ser utilizada para ridiculizar hechos históricamente sagrados. Si quiere una prueba de ello escuche el tema, del dúo analizado, Evolution.

Yomil y El Dany descomponen y manipulan el himno de las brigadas Conrado Benítez, canto que acompañó a los alfabetizadores en su empeño por diseminar la enseñanza en los recodos más intrincados de Cuba. De este modo, toman elementos de dicha marcha para construir una especie de himno del reguetón colmado de groserías, extranjerismos, estereotipos.

Según este adefesio musical, ellos “con la frente en alto” cumplen una meta, “llevar a todo el mundo la fiebre del(…)”. Y mientras, más escuchamos, queda latente una ofensa a la gran obra compuesta por el músico granmense Eduardo Saborit, quien dedicó varias de sus creaciones a La Revolución Cubana.

Sin embargo, de Yomil y El Dany, quizás pueda esperarse esa enorme afrenta a lo más genuino de nuestra cubanía. Lo asombroso resulta que dicha canción constituya música de fondo en la travesía de muchas personas hacia algún lugar (como una guagua), o en una institución estatal.

Por ello, el fenómeno apunta hacia una problemática recurrente en el debate entre intelectuales y artistas cubanos: la regulación pública de la música. No se trata de prohibir el género, porque caeríamos en reprochables estigmatizaciones, sino en aprovechar el derecho que poseen instituciones culturales, medios de comunicación y espacios recreativos para discernir entre lo agradable y lo ofensivo, calidad y mediocridad.

Seríamos más inteligentes si en vez de censurar intentáramos transformar. Amaury Pérez Vidal escogió la última opción al grabar con Yomil y El Dany el tema Enamorado, versión de Tonada Enamorada, compuesta por el trovador en la década del 90.

Así, una canción de letra hermosa y mensaje profundo también puede fungir cual tema de baile en discotecas del país, tarareada por miles de jóvenes y hasta catapulta para una declaración de amor entre adolescentes.

En su perfil de Facebook, con más de 126 mil seguidores, Yomil y El Dany señalan que la aspiración del grupo resulta conquistar el mundo con su música. Ojalá, el dueto pueda materializar esta ambición, pero no a costa de que un planeta entero quede rendido ante altas muestras de grosería y banalidad.

Acerca de quinqueniodeluz

Joven periodista cubana, enamorada de una bahía que lleva por nombre Matanzas.
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